Hoy
está sereno el día.
Transcurrió
a sus anchas entre
las hojas
sobre la piedra,
acarició
nuestro contorno
en la tarde en el
patio.
Besó luego, en la
noche.
Con el mismo aire y
el mismo susurro
“mañana estará
bien”
cuando la culpa
tensó mi cuello
y el balance tendió,
natural, a la falta.
Llevas contigo un
aprendizaje inútil
Eres necio en tu
creencia
dijeron las hojas:
No cuentes nuestros
picos
No entiendas nuestro
color
más que
primariamente
No nos nombres
nos llamamos como
olemos
Ante nadie nos
descubrirás
sin invitarle
también
a que raspe su uña.
Y hoy y mañana no
te detengas.
La brisa es fresca y
no es la última
pero recuerda que
cada vez son menos.
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