jueves, 27 de marzo de 2008

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El hombre llegó sin culpa
y rascó un fósforo. Con la distancia
inmediata iluminada dio los primeros pasos.
Entendió estar en un pueblo de fantasmas; oyó
los ecos de las casas y tocó un perro que se
redujo a cenizas.
No pensaba en la valentía ni en que nadie
diera cuenta de ello, sólo entonces apuró
el paso. Obvió gritos y la piedra marioneta
del toldo del bar.
Cruzó el fin del pueblo, pensó en hablar de ello
y marchó creando los detalles no vistos
de aquel horror.

4 comentarios:

Andrés Taurian dijo...

Excelente.

uno más dijo...

La indiferencia, la mentira, el horror, y el olvido pasan porque quien escribe la historia es el hombre.
No podría dejar sin recomendar tu blog después de semejantes muestras de talento poético.
Espero que pases por mi espacio en algún momento si considerás útil tal gasto de tiempo.

Patricia García-Rojo dijo...

Hola! Gracias por tu felicitación del otro día, estaba un poco liada y no he encontrado momento para escribirte hasta ahora! Hemos perdido el contacto bastante, entono el mea culpa porque soy muy mala para mantener relaciones... Pero me ha encantando pasar por aqui y leerte. Ese primer verso es increible!

Bombón Asesino dijo...

Buen texto y buen blog. Pasaba y me quedé dando unas vueltas por acá.