lunes, 22 de diciembre de 2008

Irme

Si vuelve el instante del amor con la conciencia del instante,
si el odio sólo es forma cuando se acumula,
si el poema es poema yo prometo:

A ustedes, hijos de puta, el nombre del crimen
que delatan sus cara: exiliar al amor,
hacerlo sobrevivir, roto, en portales y esquinas,
aterido de frío, a salvo sin embargo
en baches cuevas cabello y agua.

No callar me llena de sangre:
recuerdo la nada o unos setos amarillos
desde la ventana de un automóvil
y ya no es allí donde querría quedarme;
no, no cuando de luz ya salvé un instante:
fuerza inmóvil, talismán
en la acumulación de las sombras.

Junto a mi desnudez empuño
armas que ignoro, a pesar
de que mi enemigo tenga nombre
y me guíen manos ciegas ajenas
al lugar donde estoy
(Desde el miedo me dirijo
a la boca que forma mi hogar):
Mundo, terreno de los hombres,
ya no te habito en refugios
atravieso tus trampas
proclamando mi confusión
para no confundirme entre tanta gente
y teniendo como bandera
la porción de vida que de unos pocos
no debiste llevarte.

Sea.

lunes, 24 de noviembre de 2008

Mañana

Hoy, que empezó con un grito hace años
y todavía se mantiene en las sombras
que hablan por todo lo que ya no dice,
hubo anochecer. Me encontró en plena
oscuridad del día, cerrándose en arcos
morados sobre el horizonte.

Sostuve, frágil, desnudo, el desierto
que era todo el mundo ahora
que esperaba a que amaneciera.

martes, 28 de octubre de 2008

Ofrenda

Moldear la propia carne en arena para llevar las manos vacías a alguien:
vi un hombre, sombra de las sombras, proclamando mi salvación
con un nombre que no era el mío.

jueves, 27 de marzo de 2008

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El hombre llegó sin culpa
y rascó un fósforo. Con la distancia
inmediata iluminada dio los primeros pasos.
Entendió estar en un pueblo de fantasmas; oyó
los ecos de las casas y tocó un perro que se
redujo a cenizas.
No pensaba en la valentía ni en que nadie
diera cuenta de ello, sólo entonces apuró
el paso. Obvió gritos y la piedra marioneta
del toldo del bar.
Cruzó el fin del pueblo, pensó en hablar de ello
y marchó creando los detalles no vistos
de aquel horror.

lunes, 25 de febrero de 2008

.-

Qué si hubiera valido
mi fuerza cuando hice girar al mundo
y la tensión de músculos
ahora relajados
como los potros mansos
que comen a tus pies,
si hubiera actuado acorde al fuego
o a la chispa cuando la llama
en mí era menor,
si hoy a vos estuviera enraizado
y colocado entre tus rizos.

Qué si ahora, entre los
brotes de deseo y el instinto
animal que teme parir la flor
de la sangre y el semen,
no me estuvieran prohibidas
las parcelas de tu cuerpo.
Concentro
el mundo en tus rodillas y a ellas
les pertenezco y en su órbita,
como miembro de todo lo que albergás,
me manifiesto: marcho y en vos dejo,
para que veas, aceptes y recojas,
el trozo de mí que lleva tu nombre.

lunes, 18 de febrero de 2008

Francis Scott Fitzgerald

Un escritor como yo ha de tener una profunda confianza en sí mismo, una inmesa fe en su buena estrella. Se trata de un sentimiento casi místico, una sensación de que nada puede ocurrirle, nada puede dañarlo, nada puede afectarlo. Thomas Wolfe lo tiene, y Ernest Hemingway lo tenía. Yo lo tuve una vez, pero después de una serie de desastres, muchos de ellos responsabilidad mía, algo le ocurrío a mi sentimiento de inmunidad y perdí pie

jueves, 31 de enero de 2008

Nick Drake















Qué era lo que querías, Nick,
amigo en habitaciones separadas
en espacio y tiempo,
impregnadas de hash y Bach,
(aunque te recuerdo mejor con Bryter Layter).
Sé lo que quiero yo:
unas botas como las tuyas
-no las encuentro por ninguna parte-
¿dónde las conseguiste,
ante qué chica pisaste con fuerza
y levantaste tímido la punta
para dejar que te rodeen fantasmas
que luego llegan a mí?
Quiero también esos
paisajes donde te perdías,
¿eran tan tuyos que vos mismo
hacías la foto? ¿rellenabas
los árboles y abonabas la tierra
con los antidepresivos que
dejabas de tomar cuando ya
te sentías bien? ¿a quién le
ofrecías las flores y los hongos
y la mirada al suelo?
Se me cruzan, tan lejos de Far Layes,
perros de ojos negros y todas
mis Hazey Janes pierden el dolor
y se quedan por más.
Yo te odio, Nick Drake,
te odio con el amor con que
se odia a un hermano mayor
que se abandona a si mismo
y al que ya no le quedan palabras
para erigir árboles de fruta,
ríos donde aprendan los hombres
y las cosas –cello, parásitos,
caminos- que tienen su lugar detrás del sol.
¿Dónde habrías de reaparecer
sino en mi tiempo? Es bueno
tenerte acá aunque no te comparta,
vos y yo en esta habitación de nadie,
nunca me decís que ponga otra cosa
cuando escuchamos tus discos.
Entonces cuando ya solo
con guitarra y voz, como más me gustás,
ves que quedan cinco hojas en el libro
apuramos las últimas caladas y te vas
dejando el silencio que mantenés siempre.
Entonces creo que sí, que te entiendo
y que sé lo que querías.

lunes, 21 de enero de 2008

Figuraciones

Yo tenía una porción de vida.
La expuse y enfrenté ídolos

con ella.

Quedaron luego fantasmas

en mi habitáculo de carne.

Hoy que los veo a los ojos,

no tengo vida alguna

con la que enfrentarlos.


.

Me dice un amigo que uno

no puede estar vacío; que hay que creer

y, en todo caso, crear

un nuevo Dios.


.

A veces tenía aunque sea

un dejo de tristeza o una razón

para estarlo y la misma razón

para combatirlo.

Creí que tanto humo no permitía

ver. Luego, al disiparse, me encontré

en terreno baldío.