viernes, 27 de abril de 2007

Maestro
















Tarde pero seguro transcribo algo de Borges.

"Los dones" (incluido en "Atlas"):

Le fue dada la música invisible
que es don del tiempo y que en el tiempo cesa;
le fue dada la trágica belleza,
le fue dado el amor, cosa terrible.

Le fue dado saber que entre las bellas
mujeres de la tierra sólo hay una;
pudo una tarde descubrir la luna
y con la luna el álgebra de estrellas.

Le fue dada la infamia. Dócilmente
estudió los delitos de la espada,
la ruina de Cartago,
la apretada batalla del Oriente y del Poniente.

Le fue dado el lenguaje, esa mentira,
Le fue dada la carne, que es arcilla,
le fue dada la obscena pesadilla
y en el cristal el otro, el que nos mira.

De los libros que el tiempo ha acumulado
le fueron concedidas unas hojas;
de Elea, unas contadas paradojas,
que el desgaste del tiempo no ha gastado.

La erguida sangre del amor humano
(la imagen es de un griego) le fue dada
por Aquel cuyo nombre es una espada
y que dicta las letras a la mano.

Otras cosas le dieron y sus nombres:
el cubo, la pirámide, la esfera,
la innumerable arena, la madera
y un cuerpo para andar entre los hombres.

Fue digno del sabor de cada día;
tal es tu historia, que es también la mía.

domingo, 15 de abril de 2007

Update 4

No será a la noche la hora de la salvación,
pero sólo de noche
puede pensarse en ella.

Como un pétalo
que entró víctima del viento
y adornó la almohada
hueca del peso de la cabeza;
como la única colilla
de los cigarrillos de ella
que todavía queda en el cenicero.

No hay salvación posible
cuando es de noche.
Vasos de plástico rajados
vidrios rotos de botellas
cuando es de noche;
carreras con conductores
duros de cocaína
(jamás se secará la sangre
derramada sobre tapicería o asfalto,
los rascacielos verán su propia luz
en los millones de trozos
en los que se reventó el parabrisas);
cuando es de noche
alguien arde bajo las luces en una discoteca
-su único deseo es fumar, acosados por el viento,
un porro con la chica que le gusta-,
una chica reluce como su copa de ron
mientras su amiga vomita en el baño;
con champagne en habitaciones de hoteles
o con absenta en departamentos okupados
hay manos masculinas de uñas rojas
sobre bocas masculinas de labios rojos
o medias de red sobre otros muslos
también de chica.
Desde el balcón de un octavo piso
alguien contempla todo esto en la noche.
Desde el balcón del octavo piso
alguien piensa en salvarse,
pero sólo la muerte le queda en la noche:
morir ante tanta belleza.