lunes, 25 de febrero de 2008

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Qué si hubiera valido
mi fuerza cuando hice girar al mundo
y la tensión de músculos
ahora relajados
como los potros mansos
que comen a tus pies,
si hubiera actuado acorde al fuego
o a la chispa cuando la llama
en mí era menor,
si hoy a vos estuviera enraizado
y colocado entre tus rizos.

Qué si ahora, entre los
brotes de deseo y el instinto
animal que teme parir la flor
de la sangre y el semen,
no me estuvieran prohibidas
las parcelas de tu cuerpo.
Concentro
el mundo en tus rodillas y a ellas
les pertenezco y en su órbita,
como miembro de todo lo que albergás,
me manifiesto: marcho y en vos dejo,
para que veas, aceptes y recojas,
el trozo de mí que lleva tu nombre.

2 comentarios:

uno más dijo...

Yo lo llamaría amor.

Anónimo dijo...

La ansiedad que me inunda y que te necesita me da sed, me hace respirar a paso acelerado, me hace hormiguear la planta de los pies,... mirar a alguna parte donde ansío encontrarte...mirándome...esperándome...
...ansioso de mi presencia, del calor de mi boca,de sentirme dentro de ti...
...es lo que generas en mi cuando te leo e intento descubrir.