Casi que detesto
cuando las pesas y
el gimnasio
les remite a
terminator
porque esa imagen
que tienen
carga también unas
valoraciones
que si el ego, que
si el aspecto
pero sobre todo
carga también
una ignorancia y un
exceso de creencia en si mismos:
ellos ya saben por
qué uno hace lo que hace
y cómo le
convendría hacerlo,
que las rodillas no
se adelanten a la puntas de los pies
en las sentadillas
porque una vez
fueron a un gimnasio
y un instructor así
les dijo.
Acaso van diciendo
cómo patear
una pelota
por haberla pateado
o por tener conocidos
que jueguen bien al fútbol
Peor aún es la
negación de la historia
hubo pesas y
forzudos en los circos
mucho mucho antes
que los abdómenes de moda
que el dinero y los
youtubers
Quizá detesto todo
esto
porque es muestra de
nuestra colonización
ya que a nadie se le
ocurre que también
hay récords
mundiales establecidos
por verduleros, amas
de casa, oficinistas, granjeros
porque a nadie se le
ocurre que no existe
el sacrificio
condensado en un acto heroico
que nada es por
convencerse por unas semanas o meses
como resumen tantas
películas,
sino que está al
alcance de todos
el poner lenta pero
constantemente
un pequeño disco
más en cada extremo de la barra
Puede también que
todo esto
no sea más que una
extensión
del orden moral que
impera en mí
pero a veces me
resulta necesario
aclarar que los
pensamientos que ellos creen
me dirijo a mi mismo
no son sino dedicados
a la tierra que
brindó el hierro y el acero
a los hombres y
mujeres que de allí los extrajeron
a quienes venden su
fuerza de trabajo
por un puesto en la
fábrica de pesas
y luego no son
dedicados a nada ni nadie
son sólo acción
sólo ubicarse
debajo de la barra
bajar y levantar.