La niña me regaló su corazón
adulto vivo, sus dos piernas
y su hueso tallado para mi refugio.
Cantó canciones mientras apartaba
mis gusanos, manchándose
sin decir nada y aún sonriendo.
La dejé sola desnuda y llorando
temerosa ahora sin mi calavera.
Nada tengo sin mis ropas
soy viento por no tener sentimientos
Bajo piedras de polvo
guardo un horror.
Niña, ven conmigo aunque hoy vista de muerte,
que caeré todas mis máscaras a tus pies
y verás lo que no te he querido mostrar:
que aunque los quites todos
seguirá habiendo gusanos.
domingo, 28 de febrero de 2010
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
1 comentario:
morir contigo
Publicar un comentario