lunes, 18 de febrero de 2008

Francis Scott Fitzgerald

Un escritor como yo ha de tener una profunda confianza en sí mismo, una inmesa fe en su buena estrella. Se trata de un sentimiento casi místico, una sensación de que nada puede ocurrirle, nada puede dañarlo, nada puede afectarlo. Thomas Wolfe lo tiene, y Ernest Hemingway lo tenía. Yo lo tuve una vez, pero después de una serie de desastres, muchos de ellos responsabilidad mía, algo le ocurrío a mi sentimiento de inmunidad y perdí pie

1 comentario:

Anónimo dijo...

La inmunidad sigue ahí, provócala y haz que se muestre, exponte y te sorprenderás.
Busca tu diferencia, busca donde tú sabes buscar, busca donde busco yo cuando miro cada una de tus letras.